El panorama económico entre Estados Unidos y la Unión Europea está experimentando cambios significativos. Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y la implementación de la agenda «America First», crecen las preocupaciones sobre posibles aranceles, cambios regulatorios y realineamientos estratégicos. Las empresas españolas, especialmente aquellas que exportan a EE. UU., enfrentan tanto desafíos como oportunidades en este entorno en evolución.
El desafío
La agenda económica de Trump prioriza la manufactura doméstica y busca reducir la dependencia de importaciones extranjeras. Si se implementa, este enfoque podría llevar a un aumento de aranceles sobre productos europeos, potencialmente, afectando a industrias clave como la farmacéutica, automotriz y agroalimentaria.
Para España, las implicaciones son significativas. A pesar de un déficit comercial general con EE. UU., ciertos sectores, incluidos el agroalimentario, bienes de capital y manufactura de consumo, mantienen un claro superávit. Estas industrias podrían encontrar nuevas barreras comerciales que impacten en la rentabilidad y el acceso al mercado, como ocurrió durante el primer mandato de Trump la imposición de fuertes aranceles a las aceitunas españolas. Además, las empresas españolas dependientes de la energía y tecnología estadounidenses podrían experimentar mayor vulnerabilidad debido a las interrupciones en la cadena de suministro y cambios regulatorios.
La posibilidad de una desaceleración económica en Europa, exacerbada por las tensiones comerciales, añade otra capa de complejidad. A medida que los mercados globales reaccionan a los cambios en las políticas de EE. UU., las empresas españolas deben prepararse.
Cómo pueden responder las empresas españolas
Las empresas españolas tienen varias opciones estratégicas para mitigar riesgos y aprovechar nuevas oportunidades.
1.- Analizar la normativa aduanera y reevaluar las estructuras de las cadenas de suministro.
Las empresas deben examinar sus procesos de importación para reducir aranceles y evitar interrupciones en sus cadenas de suministro. Una correcta clasificación del código HTS, que determina la tasa de arancel y el valor declarado, es esencial. Revisar transacciones y cumplir con normas aduaneras puede disminuir costos y mejorar la competitividad en EE. UU. Diversificar proveedores y acercar la producción a mercados clave puede mitigar riesgos de restricciones comerciales inesperadas.
2.- Aprovechar los acuerdos comerciales
Las empresas españolas deben explorar activamente los beneficios comerciales que ofrecen los socios de EE. UU. Aprovechar estos acuerdos puede ayudar a mitigar el impacto de los aranceles y mantener precios competitivos en los mercados norteamericanos.
3.- Mejorar la competitividad a través de la innovación
Invertir en eficiencia, tecnología y sostenibilidad será crucial para las empresas españolas que desean seguir siendo competitivas en el mercado estadounidense. Enfatizar la investigación y desarrollo (I+D), mejorar la calidad del producto y alinearse con las expectativas de los consumidores estadounidenses puede fortalecer su posición. Cumplir con los estándares y preferencias estadounidenses debe ser una prioridad.
4.- Participar en la defensa de intereses y la colaboración industrial
Las empresas españolas con presencia en EE. UU. deben participar activamente en asociaciones comerciales, grupos industriales y esfuerzos de presión en Washington para influir en las decisiones políticas. Destacar las contribuciones a la economía estadounidense, como la creación de empleo, los avances tecnológicos y las inversiones, puede ayudar a configurar un entorno regulatorio más favorable. Aprovechar las acciones arancelarias potenciales para obtener ventaja sobre competidores que importan de otras áreas, como Asia o China.
5.- Anticiparse a los desarrollos políticos y económicos
Monitorear de cerca los cambios en las políticas de EE. UU., órdenes ejecutivas y desarrollos legislativos permitirá a las empresas adaptarse rápidamente, así como identificar áreas donde influir en la política puede ser posible. Tener planes de contingencia para diferentes escenarios comerciales asegura agilidad en la respuesta a nuevas regulaciones o ajustes arancelarios.
La apuesta por invertir en EE. UU.
La reubicación de centros de producción en EE. UU. surge como una alternativa estratégica para algunos sectores, especialmente en manufactura. La nueva Administración está preparando un proyecto de ley que proporcionará incentivos significativos a las empresas que busquen iniciar o expandir operaciones de manufactura y otras en Estados Unidos. Estos incentivos federales se sumarán a cualquier beneficio estatal y local proporcionado.
Entre las medidas propuestas se incluye una posible reducción de la tasa de impuesto corporativo del 21% al 15%. Pero también se prevén otros incentivos, como la expansión de los créditos fiscales para I+D y la reinstauración de la amortización total para inversiones de capital calificadas. Esto significa que las empresas españolas que inviertan en innovación, instalaciones de manufactura y tecnologías avanzadas en EE. UU. podrían disfrutar de ventajas financieras significativas.
Conclusión
Aunque la política comercial proteccionista de EE. UU. plantea desafíos, también ofrece oportunidades para empresas que se adapten. Pueden diversificar sus cadenas de suministro, aprovechar acuerdos comerciales, invertir en innovación y considerar la producción local en EE. UU. Esto les permitirá mitigar riesgos y posicionarse mejor en el mercado estadounidense. La clave es adaptarse y tomar decisiones informadas para crecer en este nuevo entorno económico.
Por Javier Berrocal, socio de Santiago Mediano Abogados y Lee Smith, de Baker Donelson
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